
En conmemoración del Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas, queremos recordar un hecho que marcó un hito en la historia del deporte y la reconciliación: el primer partido de rugby en las Islas Malvinas, jugado el 13 de diciembre de 2009. Este evento reunió a un grupo de personas comprometidas con la unión a través del deporte, entre ellas José Luis Ramón, integrante de nuestro Estudio Jurídico, quien fue parte de la delegación que llevó el espíritu del rugby más allá de las diferencias históricas.
La iniciativa surgió de la Fundación Rugby Sin Fronteras, liderada por Juan Bautista Segonds y Fernando Vela, con la convicción de que el deporte puede ser un puente de unión entre pueblos. Tras años de gestiones y persistencia, lograron la aprobación para organizar el partido en suelo malvinense. Así, 34 jugadores argentinos, de diversas edades y trayectorias en el rugby, viajaron a las islas para compartir su pasión y transmitir los valores del deporte.
El partido inaugural estuvo cargado de emociones y respeto. Antes del puntapié inicial, se realizó un sentido homenaje a los caídos en combate con un minuto de silencio, y fue el excombatiente Marcelo Barteri quien dio inicio al encuentro. A lo largo de la semana, más de 40 jóvenes isleños, incluidas tres mujeres, se sumaron a las prácticas y aprendieron los fundamentos del rugby, desde el pase hasta la importancia del trabajo en equipo.
Más allá del deporte, la delegación argentina también participó en una cruzada solidaria organizada por los habitantes de las islas, reforzando el espíritu de cooperación y entendimiento mutuo. La presencia de los rugbiers, inicialmente vista con escepticismo por algunas autoridades locales, terminó por derribar prejuicios y abrir nuevas puertas al diálogo.
El legado de esta iniciativa perdura como un testimonio de que el deporte puede ser una herramienta poderosa para la reconciliación. En este día de reflexión y homenaje, desde el Estudio Jurídico Ramón, Gutierrez & Asociados recordamos con orgullo la participación de José Luis Ramón y de todos los que formaron parte de esta experiencia, demostrando que la memoria, el respeto y el deseo de unión pueden ir de la mano.