POSICIÓN POLÍTICA DEL INTERBLOQUE DE UNIDAD FEDERAL PARA EL DESARROLLO; EN RELACIÓN AL PROYECTO DE LEY DEL APORTE SOLIDARIO Y EXTRAORDINARIO PARA AYUDAR A MORIGERAR LOS EFECTOS DE LA PANDEMIA – OD 123. DE LEY.. CREACIÓN (4534 – D- 20) – NOVIEMBRE 2020

Introducción

Me alegro mucho de que estemos en este recinto discutiendo este
proyecto. Lo dije la sesión anterior, es hora de empezar a discutir los
temas que cuestan.
Tenemos que terminar con estos silencios cómplices, con los
temas acordados nada más. Los temas que tenemos que resolver en
argentina requieren que demos las discusiones que los fuertes no
quieren dar nunca.
Yo no quiero meterme con el proyecto, los escenarios fatalistas, la
emergencia y las necesidades de recaudación, o la falta de la famosa
seguridad jurídica.
Yo quiero aprovechar para invitar a mis colegas a pensar en serio
en qué hacemos en este congreso. Cuál es nuestro rol.
Más importante aún, qué dirigencia tenemos en nuestro país.

La dirigencia

Este proyecto, desde que se anunció la idea del bloque oficialista, ha
permitido que miremos de cerca los diferentes lados de la dirigencia
de nuestro país.
Porque la dirigencia de nuestro país es no solo la que está sentada
en este congreso, son nuestros grandes comerciantes, industriales
y medios.
A toda una gran parte de esta dirigencia, le incomoda este
proyecto. Es nuestra dirigencia social en todo su espectro, quien
puede amasar esta fortuna de más de 200 millones de pesos. No son
los consumidores o trabajadores de a pie. No es el que se levanta a
las 6 de la mañana para tomarse un colectivo, ni los millones que no
tienen cloacas o viven en barrios con carencias básicas.
Esta dirigencia, es la que da forma al proyecto común, la que hace
real lo que establece la constitución (y frena lo que no comparte
muchas veces), es la que fija las reglas de juego. Y son ellos los que
se benefician del esquema social. Son parte central del proyecto
social que es la Argentina. No pueden correrle el cuerpo a la jeringa:
los problemas de la argentina son sus problemas. Son quienes nos
hunden o nos levantan.
Como pocas veces, un proyecto nos permite ver transversalmente,
lo que es nuestra dirigencia.

¿Quién dirige el barco común?

Un país es una comunidad que construimos entre todos. Es una
decisión que se toma para limitar el alcance de nuestras instituciones
y de nuestras decisiones. Es el lugar que elegimos tener para compartir
nuestras ideas, expectativas y proyectos.
Es un barco en el que estamos todos, para las cosas buenas y
las malas. Esto es algo que todos, aunque no lo pensemos tanto,
sabemos.
Pero este barco, ¿Quién lo dirige? Porque acá sabemos todos que
no es este congreso, o siquiera un gobierno cualquiera. El poder lo
tiene la dirigencia completa de nuestro país. Aquellas personas que
tienen el poder de cambiar la vida de millones de argentinos, desde
el estado o desde una o muchas empresas.
Esa es la dirigencia.
Sin embargo, este barco común en el que estamos todos, en
nuestro país, parece estar huérfano de conductor para una gran parte
de nuestra dirigencia. Estamos todos embarcados, pero nadie se hace
cargo de para dónde vamos. Cada uno tira para su lado y si no sale
como quiere, salen a buscar los salvavidas, y que cada uno se salve.
Esta emergencia sanitaria, este capitalismo actual, el individualismo
que nos toca a todos y este proyecto de ley, deja a las claras una cosa:
nuestra dirigencia no está marcando el camino.
Esto no es menor: toca todos los aspectos de nuestra vida social,
y alcanza a toda nuestra dirigencia, algunos más y otros menos.
Pero es algo que tenemos que saber y pensar, porque no todas las
dirigencias son iguales. Y las consecuencias son bien concretas.
Muchas veces yo escucho como se sueña con volver a otras épocas
de nuestro país, épocas doradas en que nuestro país fue potencia
mundial. Yo les quiero decir que, con esta dirigencia, la misma que
este proyecto dejó expuesta, eso va a ser siempre imposible. Les
quiero decir que la dirigencia de aquella época miraría este proyecto
muy distinto y no cometería los atropellos que se cometen hace
años por nuestra dirigencia.
Les vos a dar ejemplos concretos, que, en la vorágine de cada día,
van pasando, pero que, si los miramos con detalle, dejan muy claro
que es esta dirigencia que tenemos.
La mayor crisis argentina y la falta de unidad
Estamos ante una crisis que no tiene paragón desde hace 100
años. Alcanza a todo el mundo. Afecta la vida de toda la comunidad.
Paraliza nuestra economía y se ha llevado más de 35 mil vidas en lo
que va del año. No sabemos cuándo pasará.
Aun así, hemos visto que la unión de nuestra dirigencia ha sido casi
nula. Desde ataques a cualquier medida de clausura (por el impacto
económico), hasta impugnaciones a datos concretos de nuestros
científicos, negación del problema, falta de solidaridad, y falta de
apoyo al presidente de la nación que le tocó estar a cargo del estado
en este gravísimo momento.
Esto no es algo menor: ante la crisis más grande de nuestros
últimos 100 años, gran parte de nuestra dirigencia política y de
nuestra dirigencia económica y social, evitó todo tipo de acuerdo o
acompañamiento.
Ante una de las caídas del PBI más grandes de nuestra historia, ante
las decenas de miles de muertes y del más de millón de contagiados,
gran parte de nuestra dirigencia eligió ir por su lado.
Me dirán “fueron malas medidas de gobierno”. Bien, sigo.

¿Y el supuesto patriotismo?

Este año, hace varios meses -y no es la primera vez que sucede- se
planteó en mi provincia la necesidad de separarse de la nación. Esto
ha sido planteado en otras provincias. Ustedes se reirán, porque
claramente esto no va a pasar, porque los planteos son para sacar
unos titulares y figurar un poco. Poco serio pensarán. Yo les pregunto,
¿Ustedes se imaginan esa generación dorada plantear que una
provincia de la argentina se tuviera que separar del proyecto común
que es la Argentina? ¿Dónde quedó el patriotismo y el barco en el
que estamos todos?
Hubo muchas risas con este planteo, pero no tanto por la idea de
irse por la suya, si no por lo insostenible del planteo. Si esto fuera
posible, yo no sé qué tan poco serio se lo miraría. Y he aquí lo grave:
nadie se espanta si parte de nuestra dirigencia plantea romper el
proyecto común. Depende si conviene.

Irse del país

Pero este año, también vimos muchos otros momentos en que
nuestra dirigencia se quiso bajar del barco.
Durante meses estuvimos bombardeados de titulares sobre “los
beneficios de irse del país”, “la expulsión de nuestras empresas”
y tantos otros. Esto no es algo de ahora. Viene de hace mucho. Lo
escuchamos en este congreso muchas veces, están en los medios, y
lo vemos en nuestros grandes empresarios.
Yo me pregunto ¿Son NUESTROS empresarios? ¿Esta es nuestra
dirigencia?
Vuelvo al principio ¿Quién va a dirigir este país?
Estamos llegando a una situación en donde la propia dirigencia,
porque no seamos ingenuos, el laburante que viaja 3 horas por día en
tren y colectivo, no se va a ir a ningún otro país. Los que piensan en
irse, son quienes, en mayor o menor medida, dirigen este país. Desde
hace décadas que el ascenso social vertical es cada vez menor.
Son estas dirigencias, las que están dentro de este proyecto
común, pero solo si les conviene o les sirve para sus proyectos.
Lo voy a decir en términos personales, pero se que todos los que
estamos acá hemos tenido reuniones similares y nadie se ruborizó lo
más mínimo.
Cuántas veces han estado en una mesa, y les han dicho que, si
determinado proyecto sale, el empresario iba a radicarse en otro país,
porque ya no le iba a convenir más. Y que entonces mejor no sacar
esa medida. ¿Ustedes que piensan de una dirigencia que funciona
así? “O me dan lo que quiero o me voy”. ¿Dónde está el bien común?
Estamos cada vez más, ante grupos de poder que, en lugar de
intentar dirigir el país, buscan sacar la mejor tajada. Eso lleva a la
destrucción de las reglas comunes. No es un problema de este
proyecto o de aquél. Ningún proyecto común es posible si no hay un
compromiso de la dirigencia de ir en común para el mismo lado.
Como país, no podemos cada uno “armar un partido nuevo si no
nos gusta”. El proyecto es uno.
Pero para nuestra dirigencia, cada vez más, los esfuerzos están
puestos en lograr una ventaja personal. Y ahí termina.

Los impuestos

Pero si hay un lugar en donde más claro queda que nuestras dirigencias
no están pensando en el bien común, y mucho menos en para dónde
vamos y cómo llegamos todos juntos, es en el tema impositivo.
Recuerdo en la campaña del año pasado por la gobernación, un
evento que reunía a los grandes empresarios de la provincia, en
donde el tema central de interés de la dirigencia empresaria era ver
cómo se le iban a bajar los impuestos.
El problema para ellos no eran los 257 barrios sin recursos
mínimos, el desempleo, la falta de presupuesto educativo, el trabajo
en negro, los tarifazos o los problemas de seguridad. El problema era
cómo iban a pagar menos de impuestos.
No hubo un panel en el que se hablara de cómo resolver estos
problemas comunes.
No hubo la menor preocupación por pensar en cómo el estado iba
a invertir en todo esto.
No hubo un momento para pensar en la enorme deuda social y
cómo podemos saldarla.
¿Qué dirigencia tenemos?
¿Vamos a dedicarnos cada uno a pensar en el interés personal, o
nos vamos a pone r a trabajar para lograr ir a algún lugar en común?
¿Vamos a irnos al extranjero, mudarnos a un barrio cerrado, o ir a una
escuela privada? ¿o vamos a trabajar para que nuestra comunidad
sane y esta Argentina pueda ser la que hagamos entre todos?
No son preguntas teóricas: en esta pandemia se han tomado
medidas económicas sin precedentes (el IFE, las transferencias a las
provincias, la tarjeta alimentaria, los ATP). Sin embargo, a la hora de
pensar en cómo se paga todo esto, nuestra dirigencia se preocupa en
ver cómo no lo van a pagar ellos.
Nuestros empresarios se preocupan en ver si conviene ir a radicarse
a Uruguay. Y luego se llenan la boca con la patria y la constitución.
¿Dónde está la dirigencia en este país?

La beneficencia

Quiero que pensemos estos temas juntos. Porque la dirigencia política,
tiene un peso enorme en el discurso público (los demás también tienen
sus espacios, pero nosotros somos los que damos más la cara).
Mientras en otros países se proponen medidas como las que
vamos a votar hoy ante la gravedad de la emergencia y la cada
vez mayor desigualdad social, en argentina vimos el rechazo más
grande desde hace tiempo. No recuerdo un solo empresario a favor
de esta medida. No recuerdo ninguno de los medios más grandes
manifestarse en este sentido tampoco. Todo lo contrario, han seguido
pidiendo menos impuestos.
Y voy a contarles, nuevamente desde mi experiencia personal,
pero es algo que todos acá conocen.
Tenemos un problema claro y frontal en nuestra dirigencia,
cuando ni siquiera se hacen cargo de los problemas. Y este proyecto
ha dejado en claro que gran parte de nuestra dirigencia no se hace
cargo de nada.
Yo he estado en reuniones, ahora y por otros proyectos, en donde
la actitud de los dirigentes de nuestro país fue “si lo hubieran pedido
bien por supuesto que acompañamos con una donación” o “siempre
aportamos cuando nos piden”.
Señores, yo les vengo a decir que esto no es una dirigencia.
La dirigencia de un país no hace “un favor” cuando aporta para
resolver un problema social. Es su responsabilidad. Porque es esta la
comunidad que le permitió crecer.
Nuestra dirigencia, y aquí si debo apuntar principalmente a la
dirigencia empresaria, está acostumbrada a que le pidan, para dar
algo. Eso no es una dirigencia, es alguien que tira para su lado. Es
alguien que da dádivas, para luego pedir favores. Es alguien que no
se preocupa por el bien común.

Cierre

Yo les quiero decir que estamos en la crisis más grande de los últimos
100 años, y que nuestra dirigencia se tiene que poner a la altura.
Yo les quiero decir que este país no lo remontamos mirando
nuestro ombligo, si no poniendo el hombro.
Yo les quiero decir que este aporte no puede ser rechazado por
ninguna dirigencia en ningún país.
Los que se oponen a este proyecto, no están pensando en la
Argentina, están pensando en su interés particular.
Eso no es una dirigencia señor presidente, porque eso no es
hacerse cargo de los problemas.
A ellos les digo que no solo vamos a acompañar este proyecto, si
no que pueden quedarse tranquilos que son bienvenidos a hacerse
cargo del país que los hizo grandes. Pero a hacerse cargo en serio, en
las buenas y en las malas.
Y si no, con gusto les abrimos la puerta y que vayan a Uruguay y a
donde quieran ir. Porque no son argentinos, son mercenarios.
Muchas gracias señor presidente